En 1960 Dirk Lohan, nieto de Mies, persuadió a su suegro, el industrial y coleccionista Schaefer a encargarle el diseño de un museo para su colección de arte alemán del siglo XIX en Schweinfurt (Baviera). Con la colaboración de su ayudante Gene Summers, Mies realizó un proyecto que recogía las ideas planteadas en el proyecto no realizado del edificio Bacardi en Santiago de Cuba.

El edificio se situaba en una esquina sobre un basamento elevado, definido por una gran losa nervada bidireccionalmente, de planta cuadrada de 67.5 metros y 1,80 m de canto, apoyada sobre ocho pilares cruciformes colocados dos por lado. A diferencia de su antecesor –pensado en hormigón armado- su estructura era de acero soldado. Los pilares, de 1 metro de lado en la base y 7.50 metros de altura, se ahusaban hasta encontrar el borde de la cubierta, separándose 18.75 metros de cada esquina, y 30 metros entre ellos. Las vigas interiores formaban casetones de 3,75 x 3,75; parcialmente ocultos por el cielorraso, se acusaban sobre el borde de la losa como metopas clásicas; por su parte, el diseño acanalado de los pilares acabados en una delicada articulación retomaban el tema de la columna. Reforzando la intención de mostrar esos pilares devenidos columnas y propiciar la percepción del vacío, el plano vidriado permanecía retirado, a unos 6.40 metros del borde. De este modo, Mies sintetizaba esta solución basada en la eliminación de los pórticos y en la búsqueda de una completa isotropía cuyos inicios más tempranos podríamos encontrar en la casa 50 x 50 y cuyo final es la Galería Nacional de Berlin.

Existen dos accesos a diferente altura: un acceso principal sobre la cara sur y de carácter axial, que mediante unos escalones nos lleva a la planta principal. Esta contiene el gran hall de exposiciones y un acceso de servicios situado en la fachada opuesta y que se sirve de una calle secundaria para acceder a la planta inferior, en forma de semisótano, en la que se encuentran el auditorio, los seminarios, los almacenes y las oficinas. Una estricta modulación marcada en el pavimento (3,75 x 3,75 y 1,875 x 1,875) viene dada por la buscada coincidencia con los ejes de la cubierta bidireccional, presente también en la modulación de la carpintería. Bajo la cubierta nervada Mies dispone el espacio principal, muy fluído y sin divisiones fijas, destinado a exhibir las obras de arte y recibir a los visitantes. Junto a la puerta de acceso, Mies agrupa las escaleras, el montacargas y pequeñas dependencias para uso del personal así como el vestíbulo de acceso, y más allá, se encuentran los núcleos de instalaciones y los tabiques que permiten la exposición de las pinturas. La fachada, con sus grandes lunas, libre de relaciones con las particiones interiores, al igual que la zona central del edificio, refuerzan la idea de espacio libre y fluido, promoviendo la visión del entorno y del deambulatorio exterior a través de su piel transparente. La iluminación de algunas zonas del interior del basamento es compleja y al no poder jugar con la topografía, es probable que Mies hubiese utilizado un sistema de iluminación con reflectores como ya propusiera para el edificio Bacardí en Cuba.

Fernando Alvarez Prozorovich